domingo, 31 de agosto de 2008

Cuando se hacen las dos de la mañana, cuando se hacen las cuatro del amor sus pupilas hamacan porcelanas en ojeras de rimmel y carbón; Catalina de fuego y nicotina esperando volver a comenzar bocanada profunda que ilumina la mirada marrón de par en par. Labio sobre labio, sobre labio y la península mía; beso contra beso, contra beso y tu bahía.