Me estás buscando y me vas a acabar encontrando. Sí, tú, mujercita de ojos marinos que me sonríes cada vez que me ves y me paras para sólo preguntarme banalidades. Y me dices que me sienta muy bien esa corbata. Y ese traje. Y luego me preguntas que tal estoy. Que si necesito algo. ¿Acaso me estás buscando? Ten cuidado porque soy muy diferente a como me ves. Sólo conoces una parte de mí. Y las apariencias engañan. Esta parte que conoces, ése tan serio, tan comedido, tan formal, tan responsable,... es sólo una parte. No conoces la otra, la de las intensas noches, la de los largos fines de semana. Esa no se parece en nada a lo que te encuentras por el día. Y si sigues por ese camino, si sigues buscándome entonces, entonces vas a acabar por encontrarme.